Mensaje de las Naciones Unidas para el 2011
El 31 de octubre de 2003, la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobó la Convención contra la corrupción.
La Asamblea también designó el 9 de diciembre como Día Internacional contra la Corrupción, para crear conciencia de la corrupción y el papel de la Convención para combatirla y prevenirla. La Convención entró en vigor en diciembre de 2005.
Según la Real Academia de la Lengua Española, la corrupción es: "En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores".
En nuestro país se han dado una serie de incidentes, que han puesto en relevancia los cuestionamientos a cerca de la transparencia, con el gobierno está manejando nuestro país y por otro lado la ética y profesionalismo, con que los servidores públicos ejercen sus funciones.
La corrupción es un mal que se prolifera, en la medida que la sociedad cae en el juego de la especulación, el soborno y el "llamado juega vivo", que no es más que la conducta compulsiva de violar todas las leyes.
En nuestro país, los jóvenes que conforman el Gobierno Municipal Estudiantil, participaron en el Conversatorio “A transformar el futuro: experiencias e iniciativas de Transparencia y Anticorrupción”, que se realizó en el marco del Día Internacional contra la Corrupción organizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Fiscalía de Cuentas de la República de Panamá y la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP). Al final de este Conversatorio leyeron una Declaración de los y las Jóvenes Panameño Contra la Corrupción, como un llamado de atención a las autoridades y sociedad civil.
La corrupción despilfarra los bienes del Estado y sume en la pobreza a la población más vulnerable, los niños, grupos campesinos, indígenas y ancianos.
Con el regreso de Noriega, llamado cara de piña en el lenguaje popular, la sociedad civil se ha cuestionado sobre la corrupción en tiempos de la dictadura, la mora judicial, la impunidad y el exceso de control sobre los poderes del estado, por parte del presidente.
Si es cierto que se dieron hechos nefastos durante la administración militar, no es menos cierto que antes y después, en los gobiernos civiles, también se ha agredido al pueblo en formas similares o hasta peores.
Un mal no justifica otro peor y en la medida que los gobernantes están dispuestos a empeñar el futuro de la población, para satisfacer sus egos personales y ansias de poder y riqueza, la corrupción se convierte en su principal herramienta.
Una vez más la sociedad panameña se divide ante temas como este, ya que la invasión a Panamá no fue una causa justa, como llamaron a la operación que terminó con la vida de miles de panameños inocentes.
El tiempo a comprobado que no era necesaria esta invasión, ellos no capturaron al general, él se entregó. Ahora regresa a nuestro país y hay quienes claman justicia para los muertos productos de su gestión , pero se olvidan de las víctimas inocentes, que también claman justicia, por su sangre derramada en pro de la lucha contra el narcotráfico, la corrupción y el enriquecimiento ilícto.
Una vez más se pone de manifiesto que el ejercicio de la justicia, sin respeto a los derechos civiles, es sólo un abuso con marco legal, es corrupción al más alto nivel y con las peores repercusiones.
Estamos a pocas horas de celebrar el Día internacional de los Derechos Humanos, por lo cual no debemos olvidar que el respeto al derecho ajeno es la paz, que no debemos hacer al prójimo, lo que no quisiera que me hicieran a mí, pués es ley divina, no importa la religión que practiquemos y sobre todo que toda acción tiene una reacción.
Nos enfrascamos en debates estériles entre ciencia, política y religión y ante situaciones como estas podemos ver que todos hablamos de lo mismo, sólo que en diferente forma y contexto, pero al final las conclusiones y las consecuencias son las mismas.
Los salarios no alcanzan para que los pobres proveean a sus familias y cubran sus necesidades básicas, debido a la especulación alimentaria, acaparamiento de recursos y marginación de los sectores menos favorecidos.
Miremos al pasado para ver nuestros errores, corregirlos en el presente y no reincidir en el futuro. Esta es la mejor estrategia contra la corrupción.
Mientras las autoridades se preocupan por controlar los horarios en que se liba licor, reviven situaciones ya superadas y se olvidan de que el amor entra por el estómago y un pueblo con hambre no puede amar el estudio, el trabajo y mucho menos a sus gobernantes.
Y en buen panameño más acción y menos distracción, lo dejamos con la crítica gráfica de hoy.
Esperamos que este día hayan podido reflexionar sobre la importancia de los valores y la ética, para que nos permita disminuir la corrupción y mejorar las desigualdades sociales, que se dan en nuestros países.