El 4 de diciembre de 1990, la Asamblea de la ONU adoptó la Convención internacional, sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares.
Un año después, para la misma fecha se proclamó el Día Internaconal del Inmigrante, a celebrarse el 18 de diciembre de cada año.
La Tecnología ha unido al mundo y la avaricia lo ha separado, dándose grandes olas migratorias debido a las guerras, la pobreza producto de desigualdades económicas y la búsqueda de mejores empleos y educación.
Si bien es cierto que la migración fortalece el intercambio cultural, no es menos cierto que los migrantes pueden ser un problema social, en los países que los acogen. Esto se debe a que las personas que migran pueden ser honestos trabajadores o criminales organizados.
En nuestro país es parte de nuestra idiosincracia ser solidarios con los migrantes, sin embargo ante los sucesos internacionales, nuestras autoridades han tenido que tomar ciertas medidas, para asegurarse de que los migrantes que ingresen al país cumplan con nuestras leyes.
El mundo está convulcionado por la explotación descontrolada de recursos, que distancias cada vez más a los estratos ricos de los más pobres y por tal razón las personas se convierten en migrantes, en la búsqueda de mejor futuro.
En África , Europa y Ámerica este deseo promueve el delito del trato de blanca o tráfico humano, donde millones de personas son exclavisadas por individuos o redes criminales organizadas, donde las mujeres y los niños son los más vulnerables.
En este nuevo aniversario esperamos que las políticas migratorias, de cada nación sean más justas y defiendan los derechos humanos tanto de los migrantes, como de los nacionales.
Exhortamos al individuo común a informarse sobre las leyes migratorias de su país y los deberes y derechos como ciudadanos, pués de esta manera se contribuirá con la lucha contra el tráfico de seres humanos y fortaleceremos nuestras sociedades, con leyes más justas que garanticen los derechos de los grupos más vulnerables.
Oración del migrante.
Viajar hacia Ti Señor, eso es vivir,
Partir es un poco morir,
Llegar nunca es llegar definitivo hasta descansar en Ti.
Tú, Señor, conociste la migrancia,
Y la hiciste presente a todo hombre que comprende qué es vivir,
Y quiere llegar seguro al puerto de la vida.
Tú sacaste de su tierra a Abraham, padre de todos los creyentes.
Tú recordaste cuáles eran los caminos para llegar a Ti,
Por los profetas y los apóstoles
Tú mismo te hiciste Migrante del cielo a la tierra,
En el seno de tu Madre apenas concebido,
En tu precipitada fuga a Egipto, por los caminos sembrando,
El Evangelio, multiplicando el pan, sanando los enfermos,
Y regresando al Padre en tu ascensión.
Concédenos fe inconmovible, esperanza confiada y alegre,
Caridad ardiente y generosa, para emigrar con paz en el alma
Y llegar hasta Tí cada día y el último día.
Amen.
(Mons. Francisco Valdés S.)
Recuerden que ninguna comunidad es cristiana si no acoge a un migrante.
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