En la política conocemos los jugadores, pero no su juego. En el acontecer mundial se han traslapados posiciones de izquierda y derecha.
En las últimas décadas latinoamérica ha sufrido cambios trascendentales, pasando de gobiernos militares a democráticos y en este largo camino , han mutado las diversas corrientes políticas , en cada uno de nuestros países.
Panamá no escapa de esta realidad y en este momento enfrentamos una crisis política, que ha revolucionado los medios televisivos y escritos y ha disparado la actividad en las redes sociales.
La pregunta que surge ahora es : ¿Qué tan conveniente es para los mandatarios querer jugar a representantes oficiales de prensa ? ¿Qué repercución puede tener sobre su gobierno,el manejo político?Recordemos la informalidad de estas redes sociales y lo rápido que se pueden difundir calumnias, verdades o simple especulaciones.
El hecho de que algunos mandatarios tanto de E.E.U.U., como de Latinoamérica, tengan miles de seguidores , no es un reflejo del tipo y nivel de popularidad que están creando.
Si bien es cierto que facebook o twitter se consideran portales para llegar a todo tipo de público y que al mismo tiempo permiten realizar sondeos, en tiempo real, no es menos cierto que estas declaraciones informales tienen repercuciones oficiales.
Un presidente o los miembros de sus gobiernos no dejan de tener su envestidura, por mostrar su humanidad. Es indudable que esta herramienta es un arma de doble filo, púes no se puede ventilar asuntos oficiales al calor de una respuesta instántanea , producto de la emoción momentánea.
Las respuestas automáticas, no necesariamente refleja lo que pensamos o somos, pués en situaciones extremas de tensión podemos contestar para defendernos o tratando de complacer a nuestros lectrores.
Los dirigentes son humanos, sienten, aman, odian, tienen familias y responsabilidades y al ser figuras públicas tanto ellos, como nosotros confundimos la delgada línea entre privacidad y libertad de expresión.
Juzgamos a nuestros mandatarios , tanto por su calidad humana como política, pocos salen bien librados después de tal evaluación.
Las explosiones sociales ,que se dan a nivel mundial, sólo son el reflejo del caos en que hemos convertido nuestro proceder público.
La desmedida ambición de algunos gobernantes y el descontento progresivo de las masas, han dado por resultado las manifestaciones populares, que se han dado en este año en Libia , Egipto y algunos países de Latinoamérica.
Los pueblos eligen gobiernos que consideran que se identifican con sus intereses .
Estos gobiernos llegan al poder prometiendo darle a nuestros pueblos oportunidad de ser y sentir que hay un futuro, una esperanza, una oportunidad de desarrollo.
Estas espectativas varían según la región, donde la diferencia radica en la metodolgía y la industrialización con que cuentan cada uno de los gobiernos.
Es hora de reflexionar las repercusiones de la falta de autocensura, debemos asumir que decir lo que pensamos y sentimos sólo tiene valor cuando nutre tanto al que lo expresa, como al que lo escucha.
En este momento que nosotros tenemos un desarrollo sostenido, el compromiso de la ampliación de nuesto Canal y la implementación de mejoras en infraestructura víal, entre otros proyectos resulta lamentable que nuestros dirigentes desconozcan esa delgada línea, entre su derecho a expresarse y nuestro derecho a ser respetados.
Lo políticos de diferentes esferas y naciones se han visto atraídos por la popularidad creciente de personajes como: Obama o Chavez , ambos con miles de seguidores.
Ricardo Martinelli y otros políticos de nuestro gobierno , han sido seducidos por el fenómeno de las redes sociales.
Los canales locales e internacionales se han hecho eco de los intercambios entre el presidente y su vicipresidente por un lado y los ministros y diputados de las diferentes bancadas , por otro.
En pocas horas se rompió la alianza de gobierno que los llevó al poder, anuncio que explotó en las redes sociales, mucho antes de hacerlo por las vías oficiales.
Al parecer nos hemos olvidados de los consejos de nuestras abuelas : de que los trapos sucios se lavan en casa.
Esperemos que las aguas vuelvan a su nivel , mientras los panameños seguiremos trabajando para que nuestra economía siga creciendo.
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